Salud.
Qué penicas lleva el Mirón! (Ay, pobre de mí; Ay, infelice!).
Latocan se puso ganando dos cero a lo que llevábamos diez minutos de partido. El balón se movía rápido, los futbolistas se entendían y el fútbol era un juego de niños donde nadie mandaba y todos obedecían.
En el segundo tramo de la primera parte el fútbol se hizo mayor y se fue a la mili. A lo que volvió nos trajo dos calabazas de Albacete y un melón de Puma. Nos entró la paranoia de Nadie conoce a Nadie. Latocan como totum revolutum.
Los chavales de La almozara jugaron a lo mismo cincuenta minutos. Con un estilo consciente de sus filias y sus fobias, con un buen portero, un par de delanteros que saben jugar y una triste defensa sin mediocampo que la saque a bailar. Con eso y un par de penaltis y un par de rechaces nos remontaron.
Pero más grave que la enfermedad fue el remedio. Latocan tuvo toda la segunda parte para vulcar la tortilla de patatas y fue un equipo, en términos generales, patoso y egoísta. Se insistió una y otras vez en los mismos errores pero rompiose antes la cabeza que la pared. Cuestión de leyes físicas.
Latocan cuenta con tres jugadores en punta capaces de hacer ganar casi cualquier cosa, casi cualquier bacalá que pueda terciarse, pero para eso hace falta quererse unos a otros, no matarse a pajas mentales. Más allá de que no fue nuestro mejor partido a nivel defensivo, jugamos la segunda parte como si quedaran dos minutos y perdiéramos de tres. Se nos giró la pinza y nos faltó confiar los unos en los otros.
Cuando los celos entran por la puerta el amor salta por la ventana.
También se pudo haber ganado, eso es verdad. Pero el modo de poder ganar traía consigo el riesgo de perder. Era un modo desordenado y falto de perspicacia. Se rompía el equipo intentando ganar. All in con pareja de doses.
El Frago, que se puso de portero y que es un crack en general, se paró un penal y fue un ejemplo.
Latocan se merece el sábado que viene una nueva oportunidad. Todos nos la merecemos.
Y perdón por la tristeza.
Ánimo chicos! No pudo ser, por muy poco, pero todo llega cuando tiene que llegar... y se nota que está ya cerca... AUPA LATOCAN!
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