Sobre el municipal existía el sábado un cielo de apocalipsis, la llovizna mingafría de pasar la tarde hablándole abrazado al perro. Entre tantas empezamos a jugar contra unos tipos de rojo.
Y nos pusimos ganando fácil y rápido, con el gol del Cid directo desde el córner, Olimpo de dioses de fútbol siete laboral. Y luego la queríamos tener y ellos presionaban y poco más, pero en otra falta en la frontal y después del rechace de Toño, la empatica.
Al poco de empezar la segunda parte un tipo vestido como los nuestros que fue al municipal a pasear la alcachofa disfrazao de futbolista, fue expulsado justamente y Latocan se quedó con uno menos toda la segunda parte.
En ese punto el equipo se animó y fue capaz de seguir siendo mejor a pesar del contratiempo. La defensa estuvo de lujo, peleona y empujando al resto hacia arriba, quedó un boquete en el campo que se llenó con una aportación generosa del grupo entero.
De hecho el Cid, en una jugada de espaldas a la remanguillé, consiguió poner por delante a Latocan a falta de unos diez minutos para el final. Pero en un córner se nos coló la pelota por el primer palo entre la madera y el culo de Ben Hagmid.
Destinum fatalis.
Se acabó el partido en un correcalles con su punto suicida y su emoción. Pero no hubo más goles.
Que se volvió a empatar quiere decir que se volvió a no ganar. Y quiere decir que se volvió a no perder, y más dadas las circunstancias.
Ahí tienes al Mirón viendo el vaso medio lleno. Cosas de la edad. Ya perdonarán.
Doy una llamada de atención, los dos goles encajados fueron a balón parado, a ver si hacemos bien las marcas y estamos más metidos en el partido en este tipo de jugadas.
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